martes, 22 de noviembre de 2011

semana laboral de 21 horas




La avaricia, así como la codicia, consiste en un afán excesivo de poseer riquezas. La pregunta es ¿cuando se considera excesivo el afán de riqueza?. Es evidente en el caso de Emilio Botin pero también en los integrantes de la clase media, los seres humanos tenemos unas necesidades que cubrir para asegurar nuestra existencia. Sin embrago, muy pocas personas se conforman con lo imprescindible, pues a mayor cantidad de posesiones se suponen mayores posibilidades de supervivencia, lo cual se traduce en un mayor nivel de felicidad. Sin embargo, esto no es totalmente cierto. Algunos de los estudios realizados que relacionan posesiones con felicidad concluyen que hasta cierto nivel (el que cubre las necesidades de comida y hogar), la felicidad está afectada por el nivel de riqueza. Pero a partir de este nivel, la cantidad de felicidad y la de riqueza se desvinculan.
Hay que tener en cuenta que el planeta cuenta con recursos abundantes, pero limitados al fin y al cabo, y que mientras una parte de la humanidad tiene problemas por el consumo excesivo de recursos, la otra parte no cuenta con lo necesario para sobrevivir.
Las causas que producen esta desigualdad son: la avaricia y el egoísmo.
Librarnos de estas actitudes no requiere luchas, manifestaciones, organizaciones ni propaganda. Se desvanecen como resultado de un árduo trabajo interior.Para acabar con la pobreza y la destruccion del medio ambiene habría que acabar antes con la avaricia, con la corrupción y con las brutales desigualdades que estan provocan, y para eso es necesario revisar nuestra forma de entender el trabajo y las actividades humanas: existen otros fines distintos del crecimiento y el ser humano tiene otros medios de expresarse además de la producción o el consumo.

En este marco, Ecopolitica publica la refrescante propuesta de la nef que es un ejercicio imprescindible para salir del pensamiento único. Plantear una semana laboral de 21 horas es tomar a contrapié las propuestas de reformas laborales y de jubilación que nos empujan a trabajar y consumir cada vez más, como si el paro, la desigualdad o el agotamiento de los recursos naturales no estuvieran relacionados. Desde ecopolítica, esperan que con la traducción de este informe de la nef al castellano estimular la reflexión y profundizar en el necesario cambio sistémico que la justicia social y ambiental reclaman.

Plantear una semana laboral de 21 horas no es solo un ejercicio de prospectiva: es también un ejercicio de realidad. Permite pensar en una nueva economía, baja en carbono y en la que nuestra huella ecológica se reduce de forma drástica. Este es el tipo de propuestas que nos permite soñar con una sociedad más justa, que favorezca la autonomía de las personas y que preserve su medio ambiente.




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