jueves, 15 de diciembre de 2011

DMT, Terence McKenna y Philip K.Dick

Intentamos en este artículo hacer un análisis crítico acerca de una percepción a la que por llamarla de alguna forma se le podría decir "extrema"; de la que habló en su momento Terence McKenna al referirse a la sensación que produce el DMT, y sobre la que insiste cada vez que tiene oportunidad -por experiencia suya propia- Grant Morrison, además del autor de ciencia ficción Philip K.Dick en su novela VALIS.

Como toda pretensión de análisis crítico, y en particular no pudiendo juzgar la experiencia más que desde fuera de ella, puede estar equivocado. No obstante, por eso mismo intentaremos lanzar preguntas -en ese sentido de análisis crítico- más que intentar dar respuesta alguna, que convertiría ese riesgo en una realidad inevitable.

En fin, primero una breve presentación de los personajes:

Terence McKenna, fue un icono de la literatura y experiencia psicodélica. Nació en 1946 en Paonia (Colorado, EEUU). Escribió libros y artículos sobre alucinógenos, en particular sustancias naturales propias de la amazonia; a veces con seudónimo, en cuanto a lo que se le atribuye una de las primeras guías para cultivar setas del tipo psylocibe cubensis. Especializado en chamanismo en sus estudios universitarios, que acabó en 1975, fue centrándose en dos sustancias en particular; por un lado las ya mencionadas psylocibe cubensis, y por otro una que para él adquiriría mucha más importancia, el DMT.

El siguiente personaje en torno al que dibujar la hipótesis, Philip K.Dick, es uno de los autores de ciencia ficción más conocidos del siglo XX, relacionado con la contracultura norteamericana y autor de varios libros que se han llevado al cine, el más conocido "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?" que se llamaría en la gran pantalla "Blade Runner".

Por último, el autor contemporáneo de comics Grant Morrison, sospechoso habitual de lo que podríamos llamar la contracultura anglosajona, y que afirma haber tenido una experiencia parecida a la que Terence McKenna intenta desentrañar al hablar del DMT. Es conocido principalmente a través de su serie de comics "Los Invisibles".

Introduciendo a Terence McKenna

El autor considera que las percepciones que tenemos son "sueños y alucinaciones", que tan 'psicodélico' es usar una planta alucinógena como la forma en que nos afecta lo que captamos sobre lo que nos rodea. Sin embargo, estas percepciones se encuentran especialmente restringidas, en particular en cuanto a que se atan a (y dan lugar a) un al contexto cultural, una alucinación compartida. De ahí por ejemplo parte la consideración burlesca que hace sobre la búsqueda de extraterrestres; "buscar una señal de radio de una fuente extraterrestre probablemente es una presunción tan atada a nuestra cultura como lo sería explorar la galaxia en busca de un buen restaurante italiano".

Así, considera que esto tiene su contrapartida en nuestra cultura: más allá del ámbito "extraterrestre" (en general como formas de conocimiento), afirma que en sociedad sólo aceptamos como "señal" aquello que es validable de forma grupal, aquello que pueda ser sancionado a través del consenso y a través de unos instrumentos determinados.

Comparándolo con "escuchar voces en la cabeza" (y "distinguir cuáles dicen la verdad", sin arrodillarse ante ninguna), Terence McKenna aplica un punto de vista donde tiene una fuerte importancia el concepto de Logos; se trataría de la "racionalidad inherente al universo" según el concepto de Heráclito. Fusilando algún fragmento de Heráclito en la wikipedia, "Uno debe seguir aquello que es común; pero, incluso aunque el Logos es común, mucha gente vive como si poseyera su propia sabiduría privada. Lo común es aquello que está abierto a todos, lo que puede ser visto y escuchado por todos. Ver es dejar entrar con ojos abiertos lo que está abierto a la vista, es decir, lo que está iluminado y revelado para todos.". Continuando con el expolio a la wikipedia, el evangelio de Juan identifica a Jesús con el Logos, intentando unificar los conceptos del judaísmo y el helenismo, transformando el Logos en la Palabra ("Y en el comienzo era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios"). Como otra explicación, se podría suponer que "Logos" fuera una percepción súbitamente más vasta de la inteligencia, siendo a través de las explicaciones de estos autores modernos, "eso común que está detrás" de las experiencias tanto del DMT como místicas "viendo a un dios", etcétera (que no se interpreta como si tuviera por que sea así, claro)

Terence McKenna se describe como un "explorador"; aquí empezaría a plantear cuestiones, en cuanto a que asume el que haya un algo objetivo y real que explorar (que sería lo que sugeriría la forma en que usa el concepto de Logos).

La experiencia del DMT

Terence McKenna escribio:

"[la sensación de tomar DMT] es como si uno hubiera sido golpeado por un rayo noético. El mundo ordinario es sustituído casi instantáneamente, no sólo con una alucinación, sino con una alucinación cuyo carácter es absolutamente ajeno. Nada en este mundo puede prepararle a uno para las impresiones que llenan la mente cuando entras en el sensorium del DMT.

...

[...] Uno encuentra allí también entidades. En el libro de mi hermano y mío, El Paisaje Invisible, los describo como elfos de la máquina capaces de auto-transformarse, pues así es como aparecen. Estas entidades están dibujando dinámicamente módulos topológicos que de algún modo son distintos al entorno que te rodea, que en sí está en transformación contínua. [...] Estas entidades hiperdimensionales máquina-elfo le bañan a uno en amor. No es erótico pero es de corazón abierto. Ciertamente se siente bien. Estos seres son como reflejos fractales de alguna parte previamente oculta y ahora de repente autónoma de la propia psique.

Y están hablando, diciendo, "No te alarmes. Recuerda, y haz lo que estamos haciendo". Una de las características interesantes del DMT es que a veces inspira miedo - esto confirma la experiencia como existencialmente auténtica. Un toque de terror confirma la validez de la experiencia, porque significa, "esto es real".

[...] No digo que haya algo intrínsecamente bueno acerca del terror. Digo que, dada la situación, si uno no está aterrado entonces debe de estar algo fuera de contacto con la dinámica de lo que está sucediendo. No aterrorizarse significa o bien que uno es un loco o que ha tomado un compuesto que paraliza la habilidad para aterrorizarse. No tengo nada contra el hedomismo, y ciertamente saco cosas de él. Pero la experiencia ha de mover el corazón de uno, y no lo moverá a no ser que tenga que ver con las cuestiones de la vida y la muerte. Si tiene que ver con la vida y la muerte, llevará uno al miedo, llevará a uno a las lágrimas, llevará a uno a la risa. Estos lugares son profundamente extraños, extraterrestres.

Los elfos fractales parecen darte seguridad, diciendo, "No te preocupes, no te preocupes; haz esto, mira esto". Mientras tanto, uno está totalmente "ahí". El ego personal está intacto, así como los reflejos; no estás 'desaparecido' en absoluto. En consecuencia, la reacción natural es de quedarse maravillado, un asombro profundo que persiste y persiste. Uno respira y persiste. Los elfos están diciendo, "No te metas en un bucle de asombro que extinga tu capacidad de entender. Intenta no estar tan maravillado. Intenta focalizar y mirar lo que estamos haciendo". Lo que están haciendo es emitir sonidos como música, como lenguaje. Estos sonidos pasan sin un momento en que puedan dividirse en partes, en que puedan distinguirse -como dijo Philo Judaeus que sería el Logos cuando se volviera perfecto-, de cosas escuchadas a cosas contempladas. Uno escucha y contempla un lenguaje de significado 'extraterrestre' que está transmitiendo información 'extraterrestre' que no puede expresarse en nuestros lenguajes habituales.


Una nota aquí: en inglés (que es el lenguaje en que escribe Terence), la palabra "alien" tiene una polisemia que hace que la traducción sea difícil, por lo que pongo 'extraterrestre' entre comillas: por un lado se refiere a la idea que todos entendemos como extraterrestre (de ajeno a la tierra, etcétera), por otro se utiliza para referirse a algo extremadamente ajeno a la experiencia común, y por último sirve como la raíz de la palabra "alienación". Terence McKenna parece a veces concederle una cierta entidad real a las "entidades" de las que habla en la experiencia de DMT, otras no.

Terence McKenna escribio:

Siendo monos, cuando encontramos un objeto translingüístico, algún tipo de disonancia cognitiva se aparece tras nuestro cerebro. Intentamos hacer que caiga lenguaje sobre él, y resbala como el agua de la espalda de un pato. Lo intentamos otra vez y fallamos de nuevo, y esta disonancia cognitiva, este "¡ostias!" o esta "palpitación" que se está construyendo a partir de este objeto causa emociones de estar maravillado, asombrado, con temor reverencial, al borde del terror. Uno ha de controlar eso. Y la forma de controlarlo es hacer lo que las entidades dicen, hacer lo que están haciendo.

[...]

Veinte segundos después de fumar DMT en cierto día de 1966, estaba pasmado. Hasta entonces pensaba que tenía mis categorías ontológicas intactas. Había tomado LSD antes, pero esto... dije, "No puedo creer esto; esto es imposible, esto es totalmente imposible". Hubo un descenso de gnosis que me probó en un momento que aquí y ahora, a un quanta de distancia, hay un furibundo universo de inteligencia activa que es transhumana, hiperdimensional, y extremadamente extraterrestre. Lo llamo el Logos, y no hago juicios sobre ello."




Otra perspectiva: Philip K.Dick

Leída la parte anterior, no extraña por qué gente como Grant Morrison relaciona la novela VALIS con la experiencia de Terence McKenna. Es decir, en VALIS el personaje protagonista es golpeado por un "rayo rosa" (la forma de metaforizarlo de Philip K.Dick es a propósito absurda, con una capacidad increíble de mezclar lo serio con lo cómico) de lo que considera que ha de ser algún tipo de inteligencia extraterrestre: de ella sólo sabe ese nombre para identificarla, Vast Active Living Information System (Vasto y Activo Sistema de Información Viviente).

A partir de esta experiencia, el protagonista de la novela (Amacaballo Fat) pierde la cabeza y empieza a escribir su exégesis: su explicación pseudoreligiosa del mundo en la que tienen una importante cabida el Logos (identificado con VALIS) y los manuscritos gnósticos desenterrados en Nag Hammadi.

Ahora bien, lo interesante de Philip K.Dick es que no intenta "venderte" la experiencia, considerando que es muy parecida a lo que describe Terence McKenna. Cuando avanza el libro, ves que en realidad Amacaballo Fat es una personalidad que el propio Philip K.Dick (¡que aparece como personaje en el libro!) ha disociado de sí mismo; quizá porque Amacaballo Fat es el loco, es el que escribe esa exégesis, es el que ha hecho que su vida empiece a girar en torno a "la experiencia" y está construyéndose toda una explicación personal a ello.

Construye además esa exégesis de forma tan extremadamente personal que irónicamente contrasta totalmente con esa idea del Logos según la cual sería una inteligencia común accesible para todos con visos de "realidad"; cuando lees VALIS (que por cierto, se supone que es bastante autobiográfica según reconoció Philip K.Dick), está escrito de tal forma que las teoría que desarrolla resultan tremendamente perturbadas, es decir, como pretendiendo dar la sensación de que Amacaballo Fat realmente ha perdido la cabeza a la hora de intentar explicarse qué le sucedió cuando le golpeó el rayo rosa (imagen que ya de por sí es bastante irónica).

Creo que en cierto modo, en VALIS Philip K.Dick si realmente está describiendo una experiencia similar a la de McKenna (cosa tampoco se podría asegurar), intenta transmitirlo de una forma irónica, descreída, como dando a entender que sencillamente hay experiencias y percepciones que por su propia naturaleza ajena a la habitual pueden desequilibrar totalmente la forma en que damos estructura a la realidad. El punto interesante como decía es, que a la vez Philip K.Dick no está intentando venderte nada: los apuntes de Amacaballo Fat son una teoría tan extremadamente personal del universo fabricada a partir de la experiencia del rayo rosa, que sería imposible constituir esos escritos metafísicos en religión alguna. Siendo de carácter autobiográfico, si es que Philip K.Dick sintió esta experiencia con tal intensidad, tiene además un enorme componente de ironía y hasta burla de sí mismo: es decir, me da la impresión de que es como si tomáramos a McKenna diciendo que "hasta entonces mis categorías ontológicas estaban intactas" y lo completásemos con un "sí, y por eso perdí la cabeza a partir de eso, qué divertido, ¿eh?".


¿Conclusiones o algo que se le parezca?

No muchas conclusiones, dejémoslo en conjeturas xD.

Grant Morrison, por dar otra perspectiva de lo que podría ser la experiencia en sí (que a mí al menos no me resulta nada clara, aunque me cuidaría muy mucho de tomar DMT) por su parte afirma que es una capacidad oculta del ser humano que le permite percibir desde una perspectiva de 5-dimensiones (en lugar de las 4 cuando contamos espacio+tiempo) y que la enormidad de esa perspectiva hace que se trascienda la percepción de lo que es la vida y la muerte, ya que se entendería una vida humana como un "objeto cuatridimensional" perceptible desde esa perspectiva distinta,... aunque tampoco sabría decir hasta qué punto está influído por el resto de sus afirmaciones: que en esa quinta dimensión todos formamos partes de una misma inteligencia, que parecen seres distintos en nuestra realidad actual en cuatro dimensiones; lo plantea con una metáfora en la que si uno mete los dedos en agua, cada dedo visto en dos dimensiones desde el punto de vista de la superficie en que agua y aire contactan, parecen los dedos círculos independientes,... pero en tres dimensiones, son parte de una misma mano. En este sentido, podría al menos resultarar comprensible que la experiencia, como lo sería una percepción en 5 dimensiones e independientemente de las explicaciones con que uno lo rodee después, pueda resultar tan desequilibrante o tan fuerte para la mente humana.

En ese sentido, de la fuerza de la experiencia, podríamos plantear como explicación lo que ya ha ido desarrollándose comparando la forma de plantearlo de Terence McKenna con la de Philip K.Dick: el que la experiencia que produce pueda resultar tan fuerte, tan extraña, que de algún modo deje temblando la percepción que tenemos de la realidad y que intentamos atar con palabras, símbolos, estructuras. Y en VALIS se compara con una especie de satélite extraterrestre que envía rayos rosas y te vuelve loco, en ese sentido irónico que acompaña todo el libro...

Otra posible explicación, que más allá de la reacción psicológica a la ruptura de las "categorías ontológicas", la desarrolla a su manera el propio McKenna:

Terence McKenna escribio:

Quizá ese platillo volante o el OVNI es el motivo a entender para poner pie en la realidad aquí y ahora. Estamos tan alienados, tanto, que el yo ha de disfrazarse de extraterrestre para no alarmarnos con las dimensiones tan bizarras que abarca. Cuando podemos amar al extraterrestre, entonces habremos empezado a sanar la discontinuidad psíquica que hay en nosotros como una plaga desde al menos el siglo XVI, posiblemente antes.

[...]

Ahora podría sonar como si no pensara que la sustancia tiene una cualidad extraterrestre. Podría ser lo que últimamente he empezado a sospechar; que el alma humana está tan alienada de nosotros en nuestra cultura actual que la tratamos como algo extraterrestre. Para nosotros la cosa más extraterrestre en el cosmos es el alma humana. Los aliens de estilo Hollywood podrían llegar a la tierra mañana, y el trance de DMT seguiría siendo más salvajemente extraño.


Me sugieren estos fragmentos de Terence McKenna una serie de cuestiones, que planteo desde un punto de vista personal (que puede ser fácilmente erróneo), influído probablemente por lo materialista-marxista:

Cuando se experimenta un estado mental que resulta en una experiencia mental fuerte y potencialmente desequilibradora, absolutamente ajena a lo habitual (pues en eso es en lo que más se insiste, hasta el punto de llamarlo "extraterrestre"), y sin quitarle importancia a la cuestión de que se deba a una ruptura de los esquemas mentales que se tienen hasta el momento de forma que puede ser excesiva como para asimilarlo,... aparte de esto, ¿quizá tiene influencia en la fuerza de la experiencia la salida temporal de la alienación que produce el sistema de producción industrial, la salida temporal respecto a esa "normalidad" de la realidad consensuada en la que nos levantartamos cada día y en la que se pretende que más que menos soportemos producir sin rechistar? ¿quizá a posteriori, después de la experiencia, una parte del posible "desequilibrio" y la búsqueda de una explicación a "algo tan grande" que puede producirse se debe al contraste entre esa experiencia absolutamente ajena y las conductas que tenemos que asumir para vivir el día a día en este sistema de producción industrial, y dinero, y trabajo, como algo necesario y de naturaleza jerárquica, y al que no podemos hacernos ajenos? (o quizá, siendo una experiencia que el propio Terence McKenna describe como más breve pero mucho más intensa y en la misma dirección que el psilocybe cubensis, ¿quizá es que se trata de un exceso de des-alienación?)

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