miércoles, 25 de enero de 2012

El campo

Lynne Mctaggart

Deberíamos habernos deshecho de este mundo de separación de una vez por todas con el descubrimiento de la fisica cuántica a comienzos del siglo xx. A medida que los pioneros de la fisica cuántica entraban en el corazón mismo de la materia, lo que veían les dejaba anonadados. Las partículas más pequeñas de la materia ni siquiera eran materia tal como la conocemos, ni siquiera un algo establecido, sino que a veces eran una cosa y otras veces otra completamente diferente. Y lo que es aún más extraño, a menudo eran varias cosas diferentes a la vez. Pero lo más significativo de todo es que estas partículas subatómicas no tienen sentido aisladas unas de otras, tan sólo en relación con todo lo demás, Al nivel más fundamental, la materia no puede ser dividida en pequeñas unidades autocontenidas, sino que es completamente indivisible. Sólo podemos entender el universo como una trama de interconexiones. Las cosas que estuvieron alguna vez en contacto siguen estando en contacto a lo largo del espacio y dei tiempo. Evidentemente, el tiempo y el espacio mismo parecen construcciones arbitrarias, inaplicables a este nivel de la realidad. De hecho, el tiempo y espacio no existen tal como los conocemos. Todo lo que aparece —hasta donde el ojo puede ver— es el gran paisaje del aquí y ahora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario