miércoles, 29 de agosto de 2012

feo sin papeo

Han aparecido ciertas noticias sobre cómo las condiciones climáticas nos están conduciendo a una inminente crisis alimentaria mundial: Las preocupaciones por un clima extremadamente caliente y seco en la zona central de Estados Unidos dispararon los precios de la soja y el maíz a niveles récord el mes pasado, una tendencia que arrastró a los alimentos en general y obligó a la FAO a revertir sus pronósticos bajistas para 2012. El Indice de Precios de Alimentos de ese organismo, que mide mensualmente los cambios de precios de los productos de una canasta básica, promedió 213 puntos en julio, doce puntos más que el mes anterior y una cifra similar a la de abril último, indicó la FAO a través de un comunicado. [...] El índice del precio de los cereales alcanzó los 260 puntos, 14 puntos menos que su récord absoluto, alcanzado en abril de 2008, recuerda la organización. Hay dos factores que explican principalmente este aumento. Por un lado, la sequía en Estados Unidos -la peor que registra la zona central en 56 años-, que alentó los precios del maíz en casi un 23% en julio. En segundo lugar, la caída de la producción en Rusia, que también sufrió problemas climáticos, mientras que la demanda se mantiene debido a las reservas limitadas de maíz. En consecuencia, el precio del trigo subió 19%. Por su parte, el precio del azúcar se disparó un 12% y alcanzó un récord de 324 puntos por las condiciones meteorológicas adversas en Brasil, principal exportador mundial, así como en la India y Australia. (Fuente: APED) Por otro lado, el fenómeno de El Niño viene con fuerza: Dos informes de agencias medioambientales internacionales han desatado una nueva alarma ante el temor a que se repita la crisis alimentaria de 2008, cuando una combinación de factores demográficos, económicos y medioambientales dispararon el coste de los alimentos. La llegada del fenómeno climatológico conocido como El Niño y la reciente subida de precios relacionada con la sequía en Estados Unidos son los dos principales factores de riesgo, según los expertos. La agencia medioambiental de Japón ha anunciado este viernes que ha detectado los primeros índices de actividad de El Niño y que éste podría durar hasta el invierno. “Se trata de un fenómeno que se produce por el calentamiento por encima de la media en las aguas en el Pacífico tropical”, explica Gerry Bell, responsable de los pronósticos elaborados por el Servicio Nacional de Meteorología norteamericano.“Tiene potencial para crear patrones meteorológicos con consecuencias a nivel global”. [...] En los próximos meses, la incidencia de El Niño puede acortar las lluvias durante la temporada del Monzón en India, donde una sequía a finales del verano amenazaría la cosecha de arroz y soja, entre otros alimentos. Indonesia y Malasia se han visto obligados a reducir sus previsiones de producción de aceite de palma, mientras que el mayor productor de café del mundo, Brasil, se enfrenta a niveles más altos de humedad, limitará el riesgo de heladas en la región y protegerá la cosecha. (Fuente: El País) Según vemos, el problema principal radica en las malas condiciones climáticas. En la página del Banco Mundial hay un artículo que dice que es una pena esto de las crisis alimentarias, pero que es tan difícil preverlas que nada se puede hacer hasta que nos dan en las narices. Porque, señores del Banco Mundial, ¿se puede prever la crisis alimentaria?: La respuesta breve es que no lo sabemos. No podemos predecir lo impredecible, como acontecimientos climáticos futuros y otros eventos que disparan el precio de la energía o las presiones internas que obligan a los Gobiernos a tomar decisiones riesgosas. Pero esto es obvio. Entonces, señores del Banco Mundial, ¿estamos condenados al azar de los acontecimientos y a los bandazos que da la vida? No se puede estar suficientemente preparados para prevenir una crisis futura (sea esta del precio de los alimentos o de cualquier otra índole). Pero planificar una respuesta adecuada ante una crisis en ciernes también puede ser complicado: si bien una respuesta tardía suele ser mucho más costosa y menos efectiva, una reacción muy anticipada puede eventualmente estar actuando ante una “falsa alarma”. ¿Y qué dicen ustedes de los avisos que algunos están dando sobre una eminente crisis mundial de alimentos? Lamentablemente, qué exactamente constituye una crisis mundial de alimentos es bastante difícil de determinar. La comunidad internacional no cuenta con una definición clara de qué es una crisis alimentaria y el acuerdo en torno a lo que significa este concepto o su precisión sigue siendo un desafío. Así que es una cuestión de lenguaje. Como no se sabe qué es una crisis mundial de alimentos, no se puede prever, claro está. Pero entonces, ¿cómo llaman ustedes a la generación de eventos de escasez que conducirán a la muerte de cientos de millones de personas? La comunidad internacional utiliza nociones generales como “acontecimientos anormales” y “sufrimiento excepcional”, pero carece de una conceptualización específica del problema; tampoco dispone de indicadores ni umbrales de referencia ni de una muestra representativa de países a los que debería hacerse un seguimiento. Avanzar en este frente ciertamente ayudaría a mejorar la preparación de la comunidad internacional para responder a nuevas crisis. No sé, según se lee parece que el Banco Mundial, que en su web presume de ser “una asociación singular cuyo propósito es combatir la pobreza y apoyar el desarrollo”, debería comenzar por contratar a más y mejores lingüistas que le ayuden un poco a centrar los objetivos. Es una pena que no se puedan prever los acontecimientos que conducen a una crisis alimentaria, porque si no sería posible tomar en serio a quienes llevan años avisando de un incremento paulatino de las condiciones de clima extremo y catástrofes naturales a lo largo y ancho del planeta. Recordemos lo que decía hace más de un año el geofísico Elchin Khalikov, de quien ya hablamos hace tiempo: From the beginning of 2010 the strong earthquakes, tsunamis, floods and other cataclysms which are increasing with its energy and number must have been the menacing warnings for UNO, European Union and governments of the countries for assuming concrete measures for preparation for more large-scale natural disasters. It hasn’t happened yet. Though, on the national level the great work on preparation for possible large-scale cataclysms is carried out in the USA and in some other countries. Meanwhile, the events in Japan showed that no country, even industrially and economically very strong, can independently withstand the large-scale natural cataclysms. Only joining the efforts the humanity can step over this strength test of the nature. It is necessary to begin the urgent using of the latest achievements of science and engineering, new technologies of the earliest notification of the population about the approaching cataclysms and their forecast, seismic stable construction, individual security facilities, new systems of communication and information transfer in the zones of natural disasters. (Fuente: geochangemag.com)

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