lunes, 28 de abril de 2014

Taoísmo

Taoísmo El término deriva del vocablo tao, que significa la vía. Esta religión, nacida en China, suele vincularse al nombre de Laozi, un personaje del que nada se sabe con certeza. Una leyenda le hace contemporáneo de Confucio, pero este hecho no ha podido ser comprobado críticamente. Parece ser que el Taoísmo (o Daoísmo) emerge en los primeros siglos de nuestra era como religión del pueblo chino, distinguiéndose expresamente del culto imperial, de la religión popular y del Budismo. Nunca llegó a igualar en importancia al Confucianismo, pero dejó de ser una pequeña secta en una región aislada del país, para convertirse en una religión con templos diseminados a lo largo y ancho de toda China. El Taoísmo es la religión cuya doctrina central es la idea de que un primordial y eterno Tao actúa en la historia humana, y lo hace directamente a través de sus manifestaciones o hipóstasis -particularmente Laozi-, e indirectamente a través de un panteón o conjunto de divinidades. El Tao es la base del orden humano, y el modo en que el mundo opera cuando los hombres no interfieren su curso majestuoso. Este Tao inmanente, y discernible por quién está dotado de una especial percepción mística, experimenta transformaciones que le peten encarnarse en la historia humana mediante avatares o seres especialmente dispuestos por el orden divino. El Tao es en último término indefinible, pero es la fuente inalterable de todo lo que vive y se mueve, y la norma preordenada de toda conducta humana. Esta doctrina fuertemente individualista se distingue por sus marcados rasgos esotéricos y misteriosos, así como por un misticismo natural en el que el individuo trata de conformarse con el orden cósmico, y cree disolverse en el todo. La orientación y el tono religiosos del Taoísmo tienen poco en común con el carácter ético y pedagógico de las enseñanzas de Confucio.

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